La Muerte y el Ego

Author
Swaruu Official - Español
Published
March 11, 2023

La Muerte y el Ego

Mari Swaruu: Hola de nuevo. Soy Mari Swaruu. Bienvenidos a mi canal y gracias por estar aquí conmigo una vez más.

El cuerpo y la forma en que encierra la conciencia y el conocimiento de un alma en tener una experiencia que es limitada a través de la capacidad de percepción de solo sus cinco sentidos básicos, y combinado con el velo del olvido, crea una ilusión muy fuerte de que el mundo material es todo lo que hay.

También haciendo que el individuo entre en un estado determinista, como también en modo de víctima. Causando que el alma tenga una experiencia limitada, ya que no tiene el contexto, como memoria, para saber completamente o recordar que es mucho más que solo un cuerpo, que solo está teniendo una experiencia temporal en el mundo de los vivos.

Esto naturalmente crea una percepción limitada de lo que es la existencia, y con ello, se crea el concepto de, "yo", de "mí", de la identidad del ego, dejando al alma, la verdadera conciencia que todos somos, solo como algo muy atrás que se manifiesta como un profundo sentimiento de que falta algo muy esencial.

El miedo a la muerte aparece entonces de forma natural, tanto como resultado de la observación de otros seres muriendo alrededor del sujeto, como por un profundo conocimiento interior de su propia finitud.

La muerte como el fin de esa identidad, de ese yo ligado a esa criatura concreta que vive sus pocos días de existencia en el mundo de los vivos y que hará hasta lo imposible por mantenerse con vida el mayor tiempo posible, y pase lo que pase, y eso muchas veces puede incluir incluso pasar por encima de la vida de los miembros de su propia especie. Con ello contribuyendo al concepto de supervivencia del más fuerte.

Ese fuerte y natural apego a la vida e inherente miedo a la muerte hace aun más difícil para el individuo saber realmente que su conciencia no termina cuando su vida en lo físico se acaba. Dejando la noción y los conceptos asociados con la vida después de la muerte, incluyendo todas las pruebas que pueda haber, solo como el resultado de un fuerte pensamiento deseoso, como el resultado de la negación y de no ser capaz de aceptar la propia destrucción, la del ego con la muerte, porque todos estamos tan fuertemente programados para aferrarnos a la vida, pase lo que pase, mientras estamos vivos.

Pero algunas personas sí recuerdan vidas pasadas en un grado u otro y algunos otros incluso recuerdan como era estar en el espacio entre vidas. Por extraño que parezca, esos individuos aceptan abiertamente ser capaces de apreciar la vida incluso más que los individuos que no recuerdan nada más allá de su vida actual. Aunque esto es solo una observación subjetiva, también está respaldada por la experiencia de los individuos que después de sufrir una experiencia cercana a la muerte, acaban cambiando su mentalidad sobre la vida y la muerte.

Los individuos así, durante sus vidas, tienden a no preocuparse tanto por su destrucción en el momento de la muerte, por lo que se centran más en disfrutar de la vida, sabiendo también que el morir no resolverá sus problemas psicológicos ni su dolor mental.

Todo lo que está atormentando al individuo, mientras está en el lado de los vivos, lo seguirá al mundo espiritual, ya que nuestra experiencia y todo lo que hemos aprendido, mientras estamos vivos, es todo lo que nos llevamos al otro lado, creando con ello la percepción desde el lado del mundo espiritual de necesitar reencarnar para resolver todo lo que el individuo percibe que dejó sin hacer.

Todos esos problemas mentales y psicológicos acaban siendo llevados al más allá, cuando el individuo no suelta su identidad de ego, ya que esos problemas son un gran factor formador del ego, justamente por el miedo de la persona a la destrucción, ya que, naturalmente, asocia al ego solo con la identidad física en el mundo de los vivos.

Los individuos que han muerto por suicidio solo acaban descubriendo que aquello de lo que intentaban escapar, todo su dolor mental y psicológico, les ha seguido al lado espiritual y, lo que es peor, ya no pueden hacer nada por resolver sus problemas, pues aquello que lo causó les es inaccesible ahora, porque está en el mundo de los vivos y ellos no.

Esto provoca en el individuo un fuerte deseo de reencarnar y en alguien que, en la percepción de su espíritu, tiene algún ángulo que podría ayudarle a resolver sus problemas y cuestiones.

Otra causa fuerte para la reencarnación es que algunas veces el alma no puede escapar de toda la herida y el dolor psicológico que la siguió desde su última vida, haciendola querer usar el velo del olvido como algún tipo de alivio temporal para escapar de sus problemas, como reacción o mecanismo de escapismo.

Todo lo que acabo de decir es casi lo opuesto a lo que expliqué en mi video anterior. Un punto de vista que se inclina hacia que todos los datos apuntan a un resultado positivo, donde todos los recuerdos hirientes de los eventos que tuvieron lugar en la última encarnación son transmutados en positivos que nutren el crecimiento espiritual. Y el otro, donde esos eventos traumáticos se convierten en algo que atormenta al alma, ya que en su percepción esos asuntos no pueden ser resueltos desde el lado espiritual.

Así que eso nos hace preguntarnos, ¿cuál de los dos es lo correcto? Y yo creo firmemente que ambos son correctos. Pero, el que se experimente uno o lo otro, dependerá solamente de la percepción y mentalidad del individuo que trasciende o muere.

Como referencia, volveré a utilizar el trabajo de Dolores Canon, porque allí ella insiste en que todo apunta a que todo el trabajo espiritual necesario para resolver las cuestiones psicológicas del sujeto tiene que hacerse solo en y desde el lado de los vivos, mientras viven. Aunque personalmente no estoy totalmente de acuerdo con sus conclusiones aquí, o solo parcialmente.

Insisto en que la idea de que todas las cuestiones de un alma tienen que ser resueltas desde el lado de los vivos es porque esas cuestiones se formaron o fueron causadas precisamente en el lado de los vivos, y siendo un alma en el más allá, todo en el mundo material sería, lógicamente, inaccesible. Sin embargo, las cuestiones que están o se formaron en el lado espiritual podrían ser abordadas y arregladas desde ese mismo lado.

Todo esto visto desde la idea de percepción de que hay un lado espiritual y un lado material, lo que hace que los seres lo suficientemente avanzados como para saber que tal dualidad es solo una ilusión, sean capaces de abordar todas sus cuestiones y problemas desde cualquier lado en el que su atención puede estar, si es que un ser de tal nivel tiene siquiera ese tipo de cuestiones por resolver, por supuesto.

Creo firmemente que uno u otro concepto, sobre lo que ocurre con la interpretación que tienen los sujetos de los acontecimientos traumáticos, sea mientras estén vivos o ya en el lado espiritual, no depende de nada más que del propio individuo.

Que el individuo pueda transmutar los malos sucesos inútiles y nutritivos para su crecimiento espiritual o que permanezca en un estado atormentado por esos mismos sucesos, solo depende de quien sea cada alma. Depende de su individualidad y la filosofía de vida que ha desarrollado cuando estaba vivo y durante sus vidas pasadas también, ya sea que el individuo las recuerde o no, ya que todavía dan forma a lo que son desde el inconsciente.

Y, lo que puede ser peor, un individuo en cierto estado mental, mientras murió, puede permanecer atrapado en sus propios pensamientos de dolor, permaneciendo en una forma de manifestación de cuerpo etérico, que no está plenamente en el mundo de los vivos ni tampoco está en el mundo espiritual, estando auto atrapado en lo que llamaríamos "el bajo astral", como un fantasma, tal vez.

Sentimientos extremos de dolor psicológico y heridas mentales, un fuerte apego a cualquier cosa en el mundo material y, sobre todo, mucha ira, miedo y culpa, son lo que atrapa a un alma allí en el bajo astral, que yo podría describir como una caricatura oscura o como espejo deformado del mundo de los vivos, una interpretación mal manifestada y retorcida del llamado "mundo material".

En mi opinión, nadie se pierde ni queda atrapado en ninguna parte cuando desencarna, porque solo experimenta exactamente aquello en lo que se centra y en lo que tiene su atención y, como explicó otra líder espiritual muy respetada, Teal Swan, un fantasma o un espíritu solo sería una especie de eco de una persona y no la experiencia objetiva de un alma real.

Yo personalmente añadiría que ese eco podría ser causado por algún tipo de anomalía temporal, ya que el tiempo es extremadamente flexible y solo depende de quien lo experimenta. Así, en determinadas circunstancias, un fantasma puede ser solo un atisbo de un suceso pasado que se ha filtrado en el momento presente, lo suficiente como para ser visto. Puede que este fantasma no sea un espíritu en absoluto, sino una anomalía temporal en la que dos acontecimientos diferentes, ambos ocurridos en el mundo de los vivos, se cruzan, ya que no existe el tiempo y solo existe el ahora.

Nuestro enfoque de la vida, nuestros valores, nuestra ética y nuestra actitud, forman lo que somos. No se nos da un alma, ni tampoco tenemos un alma, sino que somos un alma. Somos quienes vamos construyendo nuestra alma a medida que avanzamos. Debemos formar nuestra alma, porque eso es quienes somos.

Por eso, la experiencia, lo que vivimos y lo que nos deja y como interpretamos todo, eso es lo que importa, dejando todo lo material como solo un medio para lograr una u otra experiencia deseada o necesaria y no es nada a lo que debamos apegarnos verdaderamente.

Un alma se construye poco a poco, con nuestra experiencia personal, y requiere mucho esfuerzo, tiempo en vida y dedicacion. Es dificil y es complicado, pero esa es nuestra mision y nuestro proposito en la vida y tambien en el mas alla, construir lo que somos! Y lo que hacemos y como interpretamos de lo que experimentamos, es lo que somos y quienes somos. Y construimos nuestra alma, sin importar donde esté nuestro enfoque, en el mundo de los vivos o en el mundo espiritual también, ya que todo es experiencia.

Si somos nosotros quienes manifestamos nuestra vida y quienes decidimos qué y cómo experimentamos todo en ella, lo mismo ocurre en el lado del mundo espiritual, e incluso más allí, ya que allí lo manifestamos todo mucho más rápido, porque esa realidad es menos densa.

Así que el cielo o el infierno no es un lugar al que somos enviados, o donde vamos cuando morimos, es lo que somos, lo hacemos o formamos nosotros mismos. Causamos uno u otro y todos los grados intermedios, ya sea cuando estamos vivos o cuando estamos en el mundo espiritual, porque, al final, todo es lo mismo, todo es mundo espiritual.

El mundo material es solo una ilusión, insisto. Creamos nuestro cielo y creamos nuestro infierno porque lo que experimentamos y la manera con la cual interpretamos eso, es un reflejo directo de lo que somos.

En el mundo material, un cambio de pensamiento y de percepción puede llevar tiempo, ya que allí todo es pastoso y lento, pero sí cambia. Y no importa lo que estemos viviendo en el ahora, lo que suceda después depende solo de nosotros y del valor que le demos a cada cosa.

En el mundo de los vivos es fácil sentir que no tenemos control sobre nuestras vidas y en muchos casos puede ser así, pero solo como resultado de renunciar a nuestro derecho a decidir sobre nosotros mismos y esto ocurre, sobre todo, como resultado de apegos a ideas como la culpa, el karma y sentimientos de inutilidad personal y baja autoestima. Y esto puede ser el resultado de estar en un entorno equivocado y alrededor de personas que son tóxicas para nosotros.

Todo esto nos hace sentir que no merecemos un cambio en nuestras vidas, porque incluso podemos pensar que el hacer un cambio positivo para nosotros mismos es ser egoístas, pero ese sentimiento de ser egoísta, comúnmente, se nos es implantado por personas manipuladoras con rasgos narcisistas, muy probablemente, sobre todo si son familiares cercanos.

Quienes somos y lo que viviremos o experimentaremos depende de nosotros y solo de nosotros. Por eso es tan importante crear y construir nuestra alma. Por eso debemos responsabilizarnos de lo que pensamos y de lo que hacemos y no seguir a nadie, sino nutrirnos de todos, siendo nosotros quienes decidamos qué partes de los contenidos que consumimos nos son útiles y que partes no. O sea, conservando y construyendo nuestra propia individualidad, siempre sabiendo que todo es información y que nada es la verdad última, ya que eso solo depende de puntos de vista que pueden ser perfectamente válidos para la otra persona.

Todos vamos construyendo nuestra alma a medida que avanzamos pero, al final, y desde el punto de vista más expandido, todos somos realmente uno y todas las demás personas solo son nuestras sombras, quienes fuimos alguna vez y quienes seremos después. Ser amable con los demás es ser amable con uno mismo, así que, por favor, ámate a ti mismo.

Gracias por ver mi video.

Con mucho amor,

Mari Swaruu

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