Mismos eventos, distintos significados - Lado físico/espiritual

Autora/Autor
Swaruu Official - Español
Publicada/Publicado
March 08, 2023

Mismos eventos, distintos significados - Lado físico/espiritual

Mari Swaruu: Hola de nuevo. Soy Mari Swaruu. Gracias por estar aquí conmigo hoy una vez más.

Hay un factor común que aparece en muchos de los datos que nos llegan describiendo el otro lado, el llamado "mundo espiritual". Y es que el valor y el significado de una experiencia en el lado físico es diferente que cuando la misma alma interpreta que tuvo una experiencia una vez que está en el lado del espíritu. Se nota claramente que cualquier experiencia no deseada, dramática y hasta traumática, que ha tenido una persona en el lado físico, no tiene el mismo significado, no tiene la misma interpretación, ni tiene el mismo valor emocional una vez que la persona ha fallecido.

Algo horrible y traumático en el lado de los vivos, se ve como algo grandioso y muy nutritivo para el alma de la persona una vez que ha cruzado al otro lado. Y eso se aplica a todo lo que se ha experimentado en el mundo de los vivos y, francamente, eso no solo es muy perturbador, sino también bastante preocupante.

Cuando ocurra un evento positivo y muy hermoso mientras alguien está en el mundo físico, seguirá siendo apreciado y tomado como algo positivo una vez que la persona haya trascendido. Entonces, básicamente, una vez en el mundo espiritual, las experiencias positivas se siguen tomando como positivas, pero las experiencias negativas se transforman en positivas, o la interpretación de ellas es lo que cambia.

Pero, bueno, depende del punto de vista y del valor que cada persona, cada alma, le dé a dichas experiencias que ocurren en el lado físico, por lo que no puede o no debe generalizarse, pero todos los datos apuntan en esa dirección y hay bastantes.

Y en este caso, por si sirve de algo, estoy hablando desde el punto de vista de la memoria personal y experiencial, ya que tengo recuerdos claros, no solo de vidas pasadas, sino también de cómo es estar entre vidas, en el mundo de los espíritus, aunque esa última parte es mucho más sombría que mis recuerdos de vidas pasadas. Pero no solo hablando desde un punto de vista personal, porque cualquiera en la Tierra también puede investigar este tema por su cuenta y muy probablemente llegue a las mismas conclusiones que yo encontré. Por ejemplo, investigando el valioso trabajo de Dolores Cannon o el trabajo de Rauni-Leena Luukanen-Kilde, donde este punto surge todo el tiempo, y como nota al pie, ambas han cruzado al otro lado.

Lo primero que preocupa de este cambio de valores y de significado de todas las experiencias que se tienen en el lado físico, es que nos hace pensar que cualquier cosa que decidamos en el mundo de los vivos puede no tener absolutamente ningún valor una vez que cruzamos al lado espiritual. Casi como si no importaramos nada y tampoco nuestros deseos, nuestros valores más preciados, ni nuestro sufrimiento.

Entonces, si decidimos mientras estamos en el mundo de los vivos que esta es nuestra última encarnación, puede que no signifique nada una vez que haya sucedido y nos sentenciará a otra encarnación en lo físico y otra y otra más, donde lo más probable es que también se desee que la presente sea la última.

Solo podemos teorizar el por qué ocurre esto, pero lo que concluyo es que cuando morimos, nuestra conciencia se expande tanto que nuestra interpretación de los eventos que ocurrieron mientras vivíamos cambia dramáticamente.

Eso significaría dos cosas. Que dicha expansión de la conciencia hace que dejemos de ser quienes éramos entre los vivos y que todos los eventos negativos que experimentamos en vida y todo nuestro sufrimiento no es más que una ilusión, y cualquier evento no deseado solo se ve de una manera dramática y sufriente mientras experimenta a través de la lente del cuerpo físico.

Un ejemplo de esto es el siguiente, este está tomado de un extracto de Dolores Canon y solo lo estoy usando para que sea investigable para aquellos de ustedes que les gustaría llevar este tema aún más por su cuenta. Pero no puedo decirles donde está exactamente, porque estoy escribiendo solo de memoria y honestamente no recuerdo en donde se encuentra dentro de todos sus trabajos y artículos.

Una contratista de construcción en Irak, durante la guerra, que viajaba en un convoy armado, fue alcanzada por un dispositivo explosivo improvisado. Muchos murieron, pero después de tener una fuerte experiencia cercana a la muerte, ella sobrevivió, pero perdió un brazo.

Recuerda claramente que cuando estaba del otro lado, se encontró hablando con lo que interpreta como uno de sus guías espirituales y recuerda estar totalmente feliz y fascinada por poder volver al mundo físico y tener la oportunidad de experimentar cómo es pasar el resto de su vida sin un brazo.

Otro ejemplo, este de Dolores Canon, es que las personas que son terribles enemigos en vida, resultan ser los mejores amigos una vez que han cruzado al mundo de los espíritus, porque allí saben que la vida en lo físico es solo un juego.

Y como ejemplo personal, recuerdo que estaba escalando rocas por deporte en una de mis vidas pasadas y recuerdo quedar atrapada en un lugar muy por encima de las rocas y en la cara de una montaña donde no podía subir más y tampoco pude bajar volviendo sobre mis pasos.

Así que me vi obligada a hacer un movimiento, sin importar que, y salté para agarrar una roca a un lado de mí, una roca que una vez que estaba colgada de ella, comenzó a soltarse de la ladera de la montaña.

Recuerdo el terror que sentía al darme cuenta de mi error y que no tenía posibilidad de salvarme, todo en unas pocas fracciones de segundo. Sentí una profunda tristeza al saber que iba a morir. Recuerdo caer, todavía aferrada desesperadamente a la roca que caía conmigo y recuerdo el sentimiento de inutilidad de ese deporte y el arrepentimiento de haberlo tomado como un pasatiempo, así como la ira que sentía contra mi misma.

Todo eso en los pocos instantes que tardé en llegar al suelo y morir. Pero luego, una vez en el otro lado, mis pensamientos fueron sobre la maravilla del viaje y de toda la experiencia que había ganado de esa caída y el conocimiento experiencial necesario para valorar la vida desde ese nuevo ángulo. Estaba básicamente eufórica por lo que acababa de pasar.

Recuerdo que todo lo que me enseñó mi corta vida, que acababa de terminar, fue siempre de carácter positivo, dejando un sentimiento satisfactorio y feliz, incluyendo todo lo que en vida había sentido como experiencias negativas y no deseadas. Excepto, quizás, darme cuenta de que tenía que volver a entrar, para terminar todo lo que había dejado sin hacer, pero era más una sensación de que eso era una molestia y una pérdida de tiempo, aunque por supuesto el tiempo no se comporta igual en el otro lado, pero esa fue mi sensación, solo un: ¡"O no, debo hacer todo eso de nuevo!" El punto es que, aunque no queramos reencarnar de nuevo mientras estemos vivos, es posible que queramos hacerlo una vez que hayamos cruzado.

Entonces surgen algunas preguntas. Por ejemplo: ¿Por qué no queremos o no querríamos tener otra experiencia en lo físico? Y la respuesta puede ser porque asociamos el mundo físico con el sufrimiento, pero solo mientras estamos vivos. Pero cuando estamos en el lado espiritual, vemos una encarnación con todos los eventos buenos y malos como una experiencia increíble que queremos repetir o tener otra. Siendo que, por lo que puedo recordar y por lo que también he investigado, es muy pacífico en el mundo de los espíritus, y eso es genial, y eso es lo que podemos querer mientras estamos vivos. Pero desde allí, parece que lo que deseamos es más acción.

Otros factores que cuando estamos en el mundo de los espíritus, somos perfectamente conscientes de que una encarnación en el mundo físico es solo de naturaleza muy temporal, que no perdemos nuestra identidad y que nada nos puede pasar en el mundo de los vivos, que realmente nada puede hacernos daño.

Mientras estamos vivos, podemos ver todo de una manera fuerte, emocional y dramática, pero cuando cruzamos, vemos una encarnación completa como un paseo y uno más de los muchos que hemos tenido y tendremos. Con esto, dejando el deseo de no encarnar más como solo un efecto secundario, insignificante, de experimentar dolor, especialmente dolor emocional mientras estamos en el mundo de los vivos. Algo que esperamos y despreciamos por no tener mucha importancia una vez que estamos en el mundo de los espíritus, ya que es solo una parte de la experiencia y una consecuencia de tener un cuerpo.

Mirando el problema desde otro ángulo que nos dice el siguiente concepto de saber: que no hay nada en el mundo material que nos llevemos, una vez que cruzamos al mundo espiritual. No podemos llevarnos nuestro dinero, nuestra colección de arte o coche, nuestra casa, ni ninguna de nuestras posesiones materiales. Lo único que nos llevamos cuando morimos es nuestra experiencia, todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y todo el crecimiento espiritual que podríamos lograr.

¿Qué quiere decir esto? Significa que nada en el mundo material tiene valor en sí mismo, desde el punto de vista de una experiencia de vida que está teniendo un alma, excepto por el valor experiencial que el objeto material puede darle al alma.

Y si a este último concepto le sumamos otro, al hecho de que si acumulas demasiado de cualquier cosa, unas cosas más que otras, claro, tú empezarás a pertenecerle a las cosas y no las cosas a ti. Esto porque debes sacrificar gran parte de tu vida para atender las necesidades de las cosas que posees, y con ello, actuar en detrimento de tu experiencia de vida.

Todo esto significaría que lo realmente importante durante la vida es la experiencia que acumulamos y no las cosas materiales que podemos juntar inútilmente, siendo esto último un síntoma de identificarse demasiado con el tener y no con el ser, pensando erróneamente que el mundo material es todo lo que importa, porque es todo lo que hay.

Entonces, tal como veo las cosas, lo que realmente importa es la superación personal y en todas las formas posibles, pero especialmente el crecimiento espiritual. Donde quienes somos por dentro, nuestros valores y nuestra ética y nuestras acciones son mucho más importantes que cosas y cuántas poseemos a lo largo de la vida.

No digo que debamos descuidar nuestra necesidad de poseer cosas, porque, como dije anteriormente, nos dan un valor experiencial que también nutre nuestro crecimiento espiritual, aunque esto dependería de las necesidades y deseos de cada individuo durante su experiencia de vida. O sea, las cosas también tienen su lugar, pero necesitamos vigilarlas para que no se apoderen de nuestras vidas.

Como sentido de la vida, diría que es darse cuenta de que somos los creadores de nuestras circunstancias y la razón por la que seguimos reencargándonos una y otra vez es porque sentimos que aún no hemos dominado el saber dar el valor correcto a cada una de nuestras experiencias de vida.

Ciertamente no creo que existan entidades o demonios de ese tipo que nos fuercen a todos a reencarnar. Creo firmemente que lo hacemos debido a nuestros propios apegos e ideas de insatisfacción, de todo lo que creemos que hemos dejado de hacer.

Entonces, una vez más, aprender a soltar, a perdonar a los demás y especialmente a nosotros mismos y apreciar lo que tenemos y a quienes tenemos, todo en gratitud, nos acerca a no necesitar repetir una encarnación más, o al menos ayudaría a evitar que se repita la misma última, dándonos la oportunidad de seguir adelante.

Otro factor que siento que también nos hace volver a lo físico es la necesidad de sentir que podemos crear una vida maravillosa a pesar de las dificultades o experiencias no deseadas, una vida que nos gustaría repetir. Quizás con variaciones o aprender para crear innumerables vidas diferentes, positivas y fabulosas llenas de contrastes y crecimiento espiritual. Y con ello poder sincronizar el sentido de la vida que nuestras almas puedan tener desde el punto de vista físico y también desde el punto de vista espiritual.

Cuanto más podamos sincronizar nuestros valores de manera congruente, más completos podremos volvernos como seres y más control podremos tener sobre nuestras vidas.

¿Para qué estamos vivos? Tal vez sea aprender a ser feliz a pesar de todo. Tal vez incluso disolviendo toda negatividad ya que es solo una interpretación que cambia según la vemos desde diferentes ángulos.

Ver la vida como algo duro, cómo es difícil, sin importar quién y dónde estés, tal como yo lo veo, la vida se trata de mantenerte vivo todo el tiempo que puedas y lo mejor que puedas. Tal vez, incluso, viéndolo como si la vida fuera un juego, donde el objetivo es ver cuánto tiempo puedes durar allí, qué tan difícil eres de matar. Y una de las claves es perseverar, seguir adelante pase lo que pase, insistir en lo que quieres y necesitas y nunca rendirte.

Y, entonces, tal vez, como almas, finalmente podamos llegar a ver que estar en el mundo espiritual o en el lado físico es lo mismo. Siendo ese contraste solo como otra expresión de dualidad y solo una interpretación. Como desde el más expandido punto de vista que todos deseamos alcanzar, no hay dualidad entre el mundo espiritual y el mundo material, solo existe el mundo espiritual. El lado material, por muy convincente que sea, es solo una ilusión. Ambos son solo un conjunto de ideas, valores e interpretaciones en una gran sopa de conciencia pura.

Sé que duele estar viva. Duele aquí también y ese dolor físico y emocional no se puede negar. Es una experiencia real, pero recuerda que todo se basa en interpretaciones y puntos de vista, y por muy malas que parezcan las cosas, al final no lo son.

Tu propósito de vida es crecer espiritualmente hasta el punto en que puedas crear un cielo o paraíso para ti, donde sea que estés, vivo o no. A pesar de todo lo que te rodea que puedes interpretar como un bloqueo o que no te permite alcanzar ese estado.

Las experiencias, las buenas y las malas, son lo que buscabas cuando decidiste encarnar. No seas tan duro contigo mismo. Recuerda que el juez más duro... eres tú mismo.

Se amable con los demás y se amable contigo mismo, pero siempre, cuídate.

Con mucho cariño,

Mari Swaruu

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